Opinión | Silvia Núñez Esquer | 20 septiembre 2022
Foto: Silvia Núñez Esquer |
Hoy martes 20 de septiembre tomará protesta la nueva Comisionada Ejecutiva Estatal de Víctimas del Estado de Sonora.
El nombramiento recayó en la licenciada Lyzeth Salcedo Salinas, quien nada tiene de afinidad con el puesto que desempeñará a partir de hoy.
Lyzeth Salcedo ha destacado en su ramo profesional impulsando empresas, emprendiendo la suya propia y como notaria suplente.
Su designación no podía ser de otra forma que, faltando a la normatividad, ya que para llegar a ese puesto en forma legítima es necesario tener algún trabajo en acompañamiento a víctimas.
Se requiere también que éstas reconozcan el trabajo que se ha hecho, incluso que sean las propias víctimas las que propongan a la o el candidato que consideren realizará un trabajo a su favor, con sensibilidad y conocimiento de la temática que les aqueja.
Y es que la tarea que le espera no es menor. La nueva comisionada será la responsable de crear el registro estatal de víctimas, establecer la metodología y reclutar al personal profesional para un acompañamiento jurídico, e instrumentar la operatividad correcta de la CEEAV para lograr la reparación integral del daño.
Será también quien responda por el proceso en el que se otorgará la “calidad de víctima” la cual se adquiere con la acreditación del daño, menoscabo de los derechos, aún si el responsable no ha sido sancionado o incluso identificado.
Aunado a lo anterior, al ser la primera persona que parecería haber participado en un proceso de selección, el escrutinio social será implacable porque se sabe que fue la única aspirante real.
Sobre todo, estará vigilada socialmente porque a ella tocará administrar el fondo estatal de víctimas, lo que deberá ser impecable y transparente, pues si es de otra forma será muy evidente.
Sonora se ha convertido los últimos cinco años en una de las entidades con más víctimas en tasa por cada 100 mil habitantes.
No solo por el incremento en delitos adjudicados al crimen organizado como homicidios, secuestros, desapariciones forzadas y por particulares, violaciones, y extorsiones, sino por la inhumación clandestina, que ha quedado descubierta por los colectivos de búsqueda que con sus propias manos han arrancado de la tierra los restos de quienes fueron sus familiares.
Ocupar uno de los cinco primeros lugares con más fosas clandestinas y más restos humanos encontrados por las mujeres buscadoras, pone en el ojo nacional no solo el fenómeno, sino a las instituciones que deben responder ante los agravios.
La CEEAV estará en el escrutinio de víctimas, pero también de periodistas, investigadores, autoridades federales que proporcionan recursos económicos, y de organismos internacionales que examinan periódicamente al estado mexicano para hacer recomendaciones de mejora.
Por todo lo anterior, no se puede jugar a que hay “deseo y disposición de aprender”, pues para estar al frente ya se debe traer el conocimiento.
En su entrevista frente a las diputadas de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso del Estado Lyzeth Salcedo dio muestras de que apenas ha leído la Ley Estatal de Víctimas, pues traía escritos algunos artículos para poder responder lo que previamente habían acordado.
Dio pena ver su nerviosismo por tener la certeza de que la finalidad para ocupar ese puesto es cualquiera, menos poner en práctica el conocimiento y experiencia previos en acompañamiento a víctimas.
Haciendo la analogía con la contratación de proveedores de bienes y servicios, Lyzeth Salcedo es producto de una adjudicación directa, al no haber competencia y eso no hace más que sembrar la desconfianza en ella, y en quien la designó.
La licenciada Salcedo ha sido consistente en los temas que son de su interés. El desarrollo económico y la mejora regulatoria aparecen de principio a fin a lo largo de su curriculum.
Salcedo Salinas no oculta que su formación es solo en esas dos áreas, por lo que es impresionante que, careciendo de estudios de algún nivel, sean escolarizados o no en alguno o varios temas como género, interseccionalidad, interculturalidad, atención a víctimas, derechos humanos, litigio estratégico, nada, absolutamente nada, aspire a dirigir la comisión de víctimas.
Ante esas circunstancias Lyzeth Salcedo está imponiendo su presencia como titular de la CEEAV. Tal vez porque cree que la tarea es fácil, y que tiene los siguientes cinco años “para aprender”.
Tal como expone su curriculum sin adornarlo con formación que no tiene, así haría bien en reflexionar honestamente y considerar seriamente no tomar protesta como Comisionada Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas demostrando el respeto por otras profesiones y sobre todo, por las víctimas.
O bien, si lo hace, en el nombre de la ética -si es que la tiene-, renunciar de inmediato reconociendo ante las víctimas y la sociedad sonorense que no cuenta con las herramientas necesarias para hacerse cargo.
De otra forma, pasará a la historia como una persona impuesta por el ejecutivo, que se aprovechó de una coyuntura, y que apostó a jugársela, a sabiendas de que no es la persona indicada, siempre a costa de las víctimas.
La CEEAV no es una chamba, es una institución que se debe a las víctimas. No es un juego, es una responsabilidad y como tal debe ser asumida. Para la CEEAV no se requiere una aprendiz, sino una experta, porque no es un invento, sino una deuda del Estado con las víctimas, no jueguen con ellas.
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