A la comunidad
universitaria
Al Rector y
Vicerrectora de la Universidad de Sonora
Al Sindicato de
Trabajadores Académicos de la UNISON
A las
organizaciones de la sociedad civil
A la sociedad
civil
Foto: La voz del Pitic |
Ante los acontecimientos suscitados el pasado martes 10 de marzo
de 2020, en el marco de la conmemoración de los derechos logrados a través de
la lucha que de manera histórica hemos realizado las mujeres, un grupo de
valientes estudiantes colocaron un tendedero del acoso en el Departamento de
Medicina, en donde se prendieron cartulinas con frases que describen las
distintas formas de acoso sexual de que son objeto por parte de sus profesores
varones. Los relatos revelan que los maestros universitarios incurren en
prácticas de acoso sexual y ejercicio de poder contra las estudiantes. Los escritos están plagados de asedios e
invitaciones con contenido sexual constantes, requerimientos sexuales de manera
verbal y escrita, contactos físicos innecesarios, manoseos y otras formas de
violencia que no pueden seguir siendo parte de una cátedra.
La respuesta de la que han sido objeto estas estudiantes es de
descalificación por parte de algunos profesores y estudiantes que desconocen el
derecho que tienen las estudiantes de denunciar este tipo de violencia que les
afecta en el trato cotidiano en las aulas, porque han naturalizado y
normalizado esa forma de ser y estar por encima de ellas.
Respaldamos el carácter anónimo de la protesta de las estudiantes,
debido a la desconfianza que existe de llevar a cabo denuncias a partir de un
protocolo que viola el principio en el que se fundamenta: “El procedimiento iniciará
con la intervención del personal especializado
en la atención a la violencia de género y sexual de la CDU, quien informará a
la persona en situación de víctima sobre su derecho a que se inicie un
procedimiento administrativo interno a partir de su queja”, a la fecha no
existe tal personal capacitado en la Comisión de Derechos Universitarios (CDU).
Además que las estudiantes al denunciar en forma anónima lo hacen para no ser
señaladas, estigmatizadas y finalmente condenadas a ser parte de listas negras
que les obstaculizan desarrollarse profesionalmente. Esto, lejos de fomentar la
cultura de la denuncia y el castigo, inhibe el hecho de interponerla.
Las personas firmantes nos pronunciamos a favor del
reconocimiento pleno de los derechos de todas las estudiantes de la
Universidad de Sonora, a ejercer acciones de denuncia sin ser criminalizadas
por las acciones que ellas lleven a cabo.
Resulta evidente que a quienes incurren en estas prácticas de
acoso sexual, no les interesa reconocer que existen leyes y reglamentos que
condenan y sancionan penalmente estos comportamientos.
Quienes apoyamos a las estudiantes estamos convencidas y
convencidos que la denuncia es completamente legítima, en México no se denuncia
por falta de confianza en las instancias institucionales. Las estudiantes con acciones como las del
tendedero están exigiendo un reconocimiento igualitario, no discriminatorio;
así como el goce y ejercicio de sus derechos humanos fundamentales en el aula y
en el resto del campus universitario.
Ante estas circunstancias, consideramos:
1.
La Universidad ha
aprobado recientemente un Protocolo para la prevención y atención de casos de
violencia de género, que hasta ahora no ha demostrado su eficacia, situación
que tiene que cambiar, porque hasta ahora no se han desarrollado estrategias
para garantizar a las estudiantes una vida libre de acoso y otras formas de
violencia de género.
2.
Los profesores que
infringen este delito siguen siendo protegidos por la Institución.
3.
En vez de descalificar a
las estudiantes, denostarlas llamándolas “mujercitas” y “terroristas”, tenemos
que unir esfuerzos y reflexionar acerca de la necesidad de respetar a las
estudiantes y empezar por cambiar comportamientos y observar la forma como los
maestros se relacionan con ellas.
4.
La Universidad de Sonora
debe asumir el compromiso de diseñar estrategias hasta convertir a la
Institución en un espacio libre de acoso sexual y de cualquier otra forma de
violencia de género. Un espacio donde prevalezca una cultura de la Paz, respeto
a la dignidad de las personas, especialmente de las mujeres y otros grupos
vulnerables y de su diversidad. Por lo que debe empezar por difundir en todos
los espacios de la Institución una cultura de:
“CERO TOLERANCIA A QUIEN
INCURRA EN ACTOS DE ACOSO SEXUAL”
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