Silvia Núñez Esquer
Esto que parece insulto es el “diagnóstico”
que sin haber una prueba médica o de laboratorio al respecto,
emiten quienes
atienden a las y los pobladores del río Sonora, cuando éstos angustiados acuden
a consultar por los cambios en la piel, y todas las otras manifestaciones de deterioro
en su salud. Es tan grande el tamaño del insulto a la
población afectada por el macro derrame de metales pesados en el río Sonora,
como lo es la maquinaria que se ha movido durante un año para minimizar ante la
sociedad mexicana el impacto real producido al envenenar el agua directamente. Ante alguna solicitud de atención médica, en
lugar de canalizarlos de inmediato a practicarles los exámenes y pruebas
necesarias para establecer con exactitud cuál es su padecimiento, simplemente
les dicen que lo que tienen es sarna (escabiosis), o que es un efecto
psicológico por estrés. Mientras las más de 23 mil personas a las
que les llegó de sorpresa hace un año el ingrediente fatal al agua que
utilizaban cotidianamente, la del río Sonora, cada día descubren alguna nueva
afectación. Quien debería absorver los gastos para reparar los daños y para
prevenir futuros padecimientos, Grupo México, está bien protegido con una
comisión llamada “presidencial”, formada supuestamente para “atender” el magno
caso de contaminación. Continúa información
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