Margarita Bejarano Celaya*
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Margarita Bejarano C. |
Ante
la posible confirmación de que Enrique Peña Nieto asuma la Presidencia de la
República, se especula sobre la actuación protagónica de Angélica Rivera como
“primera dama” del país. Aunque hemos votado para elegir presidentes y no para
que sus parejas asuman facultades y actividades de interés nacional, el papel de
las esposas de los presidentes ha estado marcado por responsabilidades
impuestas o asumidas voluntaria y tácitamente. Las opiniones no discuten sólo las
atribuciones implícitas –no constitucionales y no reguladas- de ser la pareja
sentimental del hombre que tiene a su cargo la administración del
país y al que legalmente se le confieren facultades para procurar el bienestar
de la población, pero sí la pertinencia de que una mujer del espectáculo ocupe
ese papel asistencial vinculado a la reproducción de valores tradicionales. Continúa información
*Doctora en Ciencias Sociales, El Colegio de Sonora
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