Día de los infantes difuntos
Andrea Bárcena
Primero de noviembre: día de la muerte chiquita, de la muerte sin permiso, de los infantes difuntos. Muerte especialmente dolorosa porque llega muy temprano y la pérdida de tiempo vital nos parece más injusta. No obstante, es más fácil conformarse si se trata de un niño enfermo que sufre dolor o imposibilidad.
En cambio, mirar las fotos de los 49 niños –sanos y felices– que murieron en forma trágica, hace cinco meses, en la guardería ABC de Hermosillo, produce una mezcla de dolor y rabia. Quedarán en la memoria como los niños mártires de Hermosillo, mártires de la corrupción y de la negligencia. Desde este espacio enviamos un abrazo fraterno a sus padres, y estamos en espera de una investigación seria y comprometida de la Suprema Corte.
La fecha obliga también a otras reflexiones. La especie humana –según los etólogos– es la única que carece de programación genética para cuidar a sus crías. El ser humano es el único animal cuya lucha es destructiva: el único que mata a sus rivales, el único que mata por matar, el único animal asesino de masas*. Continúa información
*Tomado del diario La Jornada
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